Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza;
nuestra ayuda en momentos de angustia.
Por eso no tendremos miedo,
aunque se deshaga la tierra,
aunque se hundan los montes en
el fondo del mar,
aqunque ruja el mar y se agiten
sus olas,
aunque tiemblen los montes a
causa de su furia.
Un río alegra con sus brazos la
ciudad de Dios,
la más santa de las ciudades del
Altísimo.
Dios está en media de ella, y la
sostendrá;
Dios ayudará al comenzar el
día.
¡El Señor todopoderoso está
con nosotros!
¡El dios de Jacob es nuestro
refugio!
En momentos como este te necesito más que nunca...
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